La axiologia del Medico
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Superior Ciencia y Tecnología
Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
San juan de los Morros - Edo Guárico
Área ciencias de la Salud
Medicina
AXIOLOGÍA
La axiología, es una rama de la filosofía
que va enfocada al estudio de los valores y de su utilidad para el hombre. La
palabra axiología deriva del griego “axio” que se puede traducir en valioso y
“logo” que se traduce en tratado o estudio. Los inicios de esta rama filosófica
se encuentran en los inicios del siglo XX, en autores como: Wilber Marshall Hermann
Lotzel Marx Scheller Nicolai Hatmann El objetivo de esta rama da la filosofía
es el estudio de los valores en sí mismos desde el punto de vista conceptual,
material y moral.
La axiología es la ciencia de los valores
morales encargada de su jerarquización, lo que permite que cada persona
establezca su propia escala de valores. Este problema ha sido ampliamente
estudiado por varios filósofos. Ricket los abordó en base al concepto
histórico, que les da vigencia en determinado lugar y época. Hartman no sólo
jerarquiza los valores, sino que también jerarquiza las virtudes y las
pasiones. Max Sheller ha realizado profundos estudios en este campo, los que ha
dejado plasmados en su teoría “Ética axiológica”.
ORIGEN
HISTÓRICO DE LA AXIOLOGÍA
El tema de la axiología es de relativa
novedad en la historia del pensamiento, puesto que el término y
el concepto fueron desarrollados a finales del siglo XIX y
comienzos del s. XX, primeramente, en Alemania donde surgen los primeros
trabajos sistemáticos, sobre todo por los autores neokantianos de la escuela de
Badén, cuyos presupuestos filosóficos estaban en contraposición con la ética formal
de Kant. Entre los más reconocidos encontramos a W. Windelband (1848-1915),
cofundador de la Escuela neokantiana de Baden y fundador de la escuela neokcantiana
axiológica de Heidelberg quien escribe uno de los trabajos más antiguos,
publicado en 1884 y que se refiere a valores morales y religiosos, principalmente.
Poco después, aparecieron las investigaciones de Ehrenfels y de Alexius Meinong
(1853-1920) sobre la teoría de los objetos (1904), y luego en Sobre el lugar de
la teoría de los objetos en el sistema de las ciencias (1907). También surge la
obra de H. Rickert (que trata más bien del valor de verdad), aunque también se
afirma que fueron introducidos con anterioridad por el filósofo idealista alemán
Rudolph Hermann Lotze (1817-1881). Husserl asume la axiología dentro de su
fenomenología, y siguen este nuevo enfoque Max Scheler y Nicolai Hartmann,
entre otros. (Diccionario de Filosofía Herder, 1998).
Pero la obra fundamental sobre la materia,
según Martínez Huerta (2001, pág. 70), apareció en el siglo XX, Ética de Max
Scheler (1874– 1928) en dos volúmenes, el primero denominado El formalismo
en la ética y, el segundo, La ética material de los valores, publicados entre
1913 y 1916, obras en la que aplica la fenomenologíaa la ética y elabora una
teoría de los valores. A esta obra, le siguieron los libros de Lessing, Müller,
Freienfels, Stern y Johannes Erich Heyde. En el año de 1926 fue publicada la
Ética de Nicolai Hartmann (para algunos el mejor tratado de cuestiones
axiológicas escrito en este siglo).
EL SISTEMA DE VALORES DE LA PROFESIÓN MÉDICA
El sistema de valores de la profesión
médica es el conjunto de valores que guían el sentido y orientación de la
actividad médica, a la vez que regulan positivamente la relación
médico-paciente.
Funciones del sistema de valores de la
medicina:
- Indican la orientación y sentido humano y científico de la medicina: preservación de la vida y la salud, lucha por el bienestar humano y el mejoramiento de la calidad de vida.
- Regulan
la relación médico-paciente.
- Establecen
la significación social de la actividad médica.
- Preservan
la continuidad y progreso de la tradición médica como una importante
conquista de la humanidad.
- Sistematizan el conocimiento y la práctica médica.
VALORES
DE LA MEDICINA
Valores morales:
Designamos como tal la significación social positiva de las normas, principios,
ideas y costumbres que regulan la conducta humana.
Dentro de ellos se encuentran la
sensibilidad, solidaridad, amor al prójimo, honestidad, responsabilidad,
valentía, respeto, confidencialidad, patriotismo, legalidad, identidad y otros.
Valores cognitivos: Abarca
la significación social positiva de las concepciones, hipótesis, teorías,
leyes, instrumentos y técnicas médicas.
Aquí se ubican las concepciones sobre
terapéuticas y fármacos, habilidades, destrezas, instrumentos, tecnología
médica, teorías, hipótesis, principios y leyes médicas, funcionamiento de
instituciones y organizaciones médicas, entre otros.
Es importante señalar que el uso, en
ocasiones indiscriminado, de la técnica contribuye a despersonalizar la
relación entre los médicos y sus pacientes y dificulta que estos últimos conozcan
su enfermedad, por lo que, al no poder evaluar la experiencia del médico, basan
su juicio en el interés demostrado por el galeno y en la tecnología que
utiliza.
Valores culturales: Se
refiere a la significación social positiva de las tradiciones, costumbres y
modos de hacer que expresan el grado de desarrollo alcanzado por el hombre en
la interacción naturaleza-sociedad-hombre y cultura.
Abarcan los valores estéticos, jurídicos,
políticos y en sentido amplio los restantes valores señalados.
Los valores morales son los fundamentales
en la profesión médica porque imprimen un sentido humanista a la actividad
médica, considerando al hombre no como un medio, sino como fin en sí mismo.
Regulan las relaciones entre el médico, el
paciente, la familia, la comunidad y la sociedad, con el fin de lograr el
bienestar humano.
Integran los valores cognitivos y
culturales al sentido de la vida del profesional de la salud.
Los
valores morales:
En la vida diaria, en diferentes
conglomerados sociales, en el medio académico médico constantemente se habla de
los valores morales, tema de vital importancia para una buena práctica médica y
quirúrgica, ya que constituyen la base de los principios y normas éticas, al
igual que de muchas leyes en el área de la salud, sin embargo, se manejan en
forma discrecional por la sociedad, los enfermos y sobre todo por los medios
masivos de comunicación, por lo que es necesario aclarar su definición, su
verdadero significado y repercusión en las esferas legal y ética.
Para identificar a los valores morales
debemos tomar en cuenta sus características: son trascendentes, no en el
sentido metafísico, sino en el sentido ético en cuanto a su repercusión en
otras personas y la sociedad; tienen polaridad, existe su contrario, valor
negativo o antivalor; son personales o propios de cada persona; tienen
preferibilidad, por lo que cada persona los elije de acuerdo con la importancia
que les da, su ideología y el contexto donde se desenvuelve; en cambio, no se
les puede dar una equivalencia numérica, no son cuantificables. Con los
ejemplos consignados a continuación se pueden comprender mejor estos conceptos,
lo que facilita su manejo en situaciones concretas.
Valor moral
Bien
Beneficencia
Libertad,
Autonomía
Justicia
Equidad
Honestidad
Decoro
Honradez
Integridad
Constancia
Tesón
Valor
Valentía
Humildad
Modestia
Verdad
Veracidad
Anti valor:
Mal
Maleficencia
Esclavitud
Sumisión
Injusticia
Inequidad
Deshonestidad
Impudicia
Deshonra
Corrupción
Flaqueza
Apatía
Cobardía
Miedo
Soberbia
Orgullo
Mentira
Engaño
El bien constituye la esencia misma de la
ética y la bioética, la beneficencia en todo acto médico orientada siempre a
favor de los intereses del enfermo, el mayor bien para el mayor número de personas.
De mucha importancia es el evitar el valor negativo o antivalor, evitar el mal,
no hacer daño, mencionado hace 25 siglos en los escritos hipocráticos, con la
frase “Primun non nocere”, primero es no dañar”.
La libertad se relaciona con la autonomía
del paciente para elegir al médico tratante, para aceptar o no determinado
procedimiento diagnóstico o terapéutico, lo que debidamente informado y
comprendido por el paciente, en cuanto a los beneficios, riesgos, posibles
complicaciones y alternativas, constituye el “Consentimiento informado”
documento que cada vez cobra mayor importancia, desde el punto de vista legal y
ético.
La autonomía también se refiere al médico,
al aceptar o rechazar de acuerdo con sus principios éticos tratar a determinado
enfermo, realizar o no un procedimiento diagnóstico o terapéutico específico,
La autonomía es la base del modelo de relación médico-paciente con
responsabilidad compartida, evitando el paternalismo y la sumisión.
La justicia en cuanto a la equitativa
distribución de los recursos materiales, económicos, materiales y humanos, para
una adecuada atención de la salud, reviste mucha importancia en los jefes de
servicio o directivos, quienes son los responsables de proporcionar lo
necesario para el adecuado ejercicio de la profesión, con equilibrio entre lo
asignado para las actividades asistenciales, docentes y de investigación, del
pago por el trabajo de acuerdo con la carga de trabajo y dificultades técnicas,
con equitativo acceso a los incentivos de diferente índole, así como a las
oportunidades de capacitación y superación.
La honestidad para reconocer la propia
capacidad y los errores, para solicitar ayuda cuando el caso lo requiere, en
estrecha relación con la honradez para el uso adecuado de los recursos y equipo
médico bajo su responsabilidad, son propios de cada persona, mucho dependen de
sus principios morales y éticos, del medio social y laboral donde se
desenvuelve, de la formación profesional del cirujano, durante la cual aprende
qué hacer y qué no hacer, para tratar de realizar lo adecuado de la mejor
manera posible.
Es importante que el médico tenga
constancia en todas sus actividades, tesón en la atención de sus enfermos,
siempre dispuesto a vencer las dificultades que se presenten, sin caer en la
indiferencia o la apatía. Fortaleza de carácter indispensable para todo
cirujano, con los debidos límites de su propia capacidad para no realizar
actividades en las que no está preparado, la audacia en la cirugía puede
perjudicar al enfermo. Debe tener valor para emprender empresas difíciles, para
superar retos, pero con la prudencia que se requiere para cuidar al enfermo,
sin llegar a la cobardía o miedo que lo hace pusilánime.
Es necesario que el cirujano recupere la
humildad para reconocer su propia capacidad, que sea honesto para solicitar
ayuda a compañeros con mayor preparación y experiencia, con la modestia
necesaria para aceptar que necesita incrementar sus conocimientos y mejorar sus
destrezas, capacitarse en el campo de acción donde trabaja. La soberbia y el
orgullo con frecuencia le impiden reconocer sus errores, detectar oportunamente
las complicaciones y solicitar la ayuda profesional o institucional que se
requiere, es la causa de la mala evolución de algunos enfermos, en los que se
solicita apoyo demasiado tarde, dice un viejo adagio “Los cirujanos llevamos un
cementerio en el corazón, que debemos visitar de vez en cuando para recuperar
un poco de humildad”.
El apego a la verdad es indispensable para
establecer una buena relación médico-paciente, proporcionar al enfermo la
información adecuada en cuanto a los procedimientos diagnósticos que se
necesitan, las indicaciones terapéuticas con sus riesgos, beneficios y otras
posibles alternativas, es un componente ineludible del consentimiento
informado, en la verdad se cifra la confianza del enfermo, de la que depende
una buena relación médico-paciente, debe prevalecer con todos los enfermos, aun
en situaciones difíciles, como son los enfermos con cáncer o terminales. Por
otra parte, la veracidad es indispensable en la investigación médica, el apego
al protocolo, informe de los resultados y publicación de los mismos.
La importancia de la axiología médica está dada en lo
siguiente:
- La teoría científica debe guiar
la práctica científica de la medicina.
- Es necesario mantener el sentido
humano de la actividad médica.
- Tener en cuenta el
condicionamiento social de la salud humana.
- La importancia de la
subjetividad en el proceso salud- enfermedad.
- Papel del médico y del personal
sanitario como promotor de salud: comunicador y potenciador de valores,
transformador de antivalores en valores.
- Importancia de preservar los
valores humanos para garantizar el futuro de la humanidad.
Las orientaciones de la axiología médica son:
- Humana
- Social
- Ética
- Estética
- Científica
- Heurística
La significación social positiva de la
medicina está dada en su capacidad de fortalecer y mejorar la salud humana,
preservar la vida, lograr una mejor adaptación del hombre al medio ambiente y
descubrir y transformar las causas de las enfermedades.
PRINCIPIOS
DE LA AXIOLOGÍA MÉDICA:
1.- Necesidad de regular la ciencia médica
en lo socio-ético y humanitario a escala nacional, regional y global.
- Autoconciencia
de los médicos y del personal sanitario para desarrollar su actividad de
forma positiva.
- La
medicina se orienta al mejoramiento de la existencia humana, por lo que
los principios: conservación de la vida, alivio del dolor y muerte digna,
deben guiar las investigaciones médicas y la búsqueda de la verdad.
- La
búsqueda de la verdad en medicina no puede estar reñida con los principios
socio-éticos y humanitarios que constituyen el fundamento de la actividad
médica.
2.- La actividad médica es universal, su
sentido no es elitista, sino humano.
3.- Atención al hombre como integridad y
no sólo al órgano o sistema dañado.
4.- Defensa de los valores humanos. La
medicina no es sólo un valor material, sino también un valor espiritual.
5.- Integración de los conocimientos
científico-médicos que guíen una práctica más humana de la medicina.
6.- Las ciencias médicas forman parte
inalienable de la cultura humana.
- Conocimiento
y acción del hombre sobre su cuerpo y su mente.
- Conocimiento
y acción positiva del hombre sobre el medio ambiente.
- Potenciar
costumbres y tradiciones familiares, grupales o regionales que preserven
la salud humana.
- Conocimiento
y desarrollo de la antropología médica.
COMPROMISOS
DEL FUTURO MÉDICO
Para que el médico ejerza con profesionalidad
su misión en la sociedad, y lo haga de la mano de estos principios
fundamentales, debe asumir una serie de responsabilidades y compromisos.
Competencia
profesional
Es un compromiso de por vida con el
aprendizaje a fin de mantener los mejores estándares de calidad en los
servicios prestados a los pacientes. Es responsabilidad del propio médico
mantener un conocimiento médico actualizado y elevado, así como las habilidades
clínicas que le permitan ejercer su profesión con ‘competencia’. Además, la
profesión en sí misma debe velar por que esto se cumpla, se puedan detectar las
carencias y se puedan corregir. Esto último otorga autoridad moral a nuestra
profesión de cara a la sociedad en la que prestamos servicios.
Honestidad
con los pacientes
El médico ha de mantener informado, de
manera completa y honesta, a sus pacientes, con objeto de que éstos sean
capaces de tomar decisiones en el ámbito de su autonomía que pueden afectar a
procedimientos diagnósticos y terapéuticos. Esto no significa que el paciente
se involucre en todas y cada una de las decisiones diarias, sino en aquellas
que son las relevantes o componen los aspectos clave del plan de manejo de la
enfermedad.
Esta información a los pacientes debe alcanzar a los efectos
adversos que potencialmente se puedan producir o que hayan tenido lugar como
consecuencia de errores o incidentes. En consecuencia, un valor derivado de
este compromiso del médico es analizar las razones de los posibles errores, no
ignorándolos o despreciándolos. Errar es humano, y la medicina hace humildes a
los médicos porque nos enseña diariamente que nos podemos equivocar, y es
preciso ser consciente de ello para evitar tales errores.
Confidencialidad
del paciente
Es clave para ganar la confianza del
paciente y mantener una correcta relación médico-enfermo. Este principio del
profesionalismo se extiende a la información o debate con personas ajenas al
propio paciente (sean profesionales de la medicina, familiares del enfermo,
responsables legales, etc.). No es ética la utilización fraudulenta de la
información clínica o su tergiversación.
En el momento actual, en el que los
sistemas informáticos permiten una gran difusión de datos y en el que algunos
datos son especialmente sensibles (por ejemplo, los genéticos), este principio
es más necesario que nunca. Una excepción podrá ser el interés público o el
peligro consciente hacia terceras personas.
Relaciones
apropiadas con los pacientes
Se
trata, sencillamente, de no mantener una relación de ventaja con los pacientes.
La situación de dependencia y vulnerabilidad con la que el paciente puede vivir
su relación con el médico puede propiciar situaciones de ganancia ilegales y
carentes de ética, en cualquier plano.
Mejora
de la calidad de la atención
Debe ser un objetivo prioritario y permanente
del médico. Nos obliga, al margen de mantener una competencia profesional tal y
como ya se ha comentado, a ser capaces de trabajar en equipo para mejorar la
eficiencia en la utilización de los recursos y los resultados de nuestras
actuaciones. Además, el médico ha de implicarse en el diseño de los procesos de
mejora continua de la asistencia sin considerar que ‘son otros’ los
responsables de que la asistencia se deteriore o mejore. Y, finalmente, este
compromiso implica aceptar que los resultados de nuestra actuación pueden ser
evaluados.
Mejora
del acceso a la atención sanitaria
El
médico se tiene que implicar en la definición y búsqueda de la atención
sanitaria óptima para las necesidades y recursos disponibles. Es decir, ha de
ser equitativo. Además, debe trabajar para eliminar las barreras y la posible
discriminación en el acceso a los servicios para que sean los ajustados al
caso. Una forma particularmente adecuada del compromiso con la equidad es la
promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.
Justa
distribución de recursos
Qué duda cabe que los recursos son
limitados. Por tanto, los médicos estamos obligados a emplear criterios de
racionalización en el empleo de tales recursos. El criterio de valorar los
resultados en función de la inversión puede ser muy correcto (criterio
coste-efectividad). Eso implica compromiso y trabajo para la búsqueda de las
mayores y mejores evidencias científicas, la identificación de las
intervenciones más coste-efectivas, el empleo de tecnologías previamente
evaluadas como adecuadas al caso y, en definitiva, la búsqueda de la eficiencia
(mejores resultados con menor coste). No es ética la exposición de los
pacientes a procesos diagnósticos o terapéuticos no suficientemente
contrastados, que no aporten información relevante (a veces llegan a ser
superfluos) o que expongan al paciente a riesgos innecesarios en relación con
el beneficio esperable. No es ético consumir recursos en un paciente que no lo
necesita, ya sea por desconocimiento o inseguridad del médico.
Conocimiento
científico
El médico es un profesional comprometido
con la ciencia médica y con los enfermos. La sociedad ha depositado su
confianza en el médico porque entiende que, científicamente, se encuentra
preparado para ejercer su profesión. En consecuencia, el médico gestiona el
conocimiento científico en todos los aspectos: lo debe aplicar (haciendo
asistencia), lo debe incrementar (haciendo investigación) y lo debe transmitir
(enseñando los saberes médicos a aquellos que están en período de aprendizaje).
Su compromiso alcanza a una formación científica de calidad que le permita
contribuir al avance de la ciencia médica y a aplicar las mejores medidas y
principios de la práctica clínica. También la profesión médica en su conjunto
es responsable de organizar un sistema que permita garantizar que los médicos
son poseedores del conocimiento científico adecuado.
Mantener
la confianza en los conflictos de intereses
El
médico debe evitar el conflicto entre el ejercicio de su profesión, el
manifiesto de su opinión o la difusión del avance científico con intereses
ajenos a la propia profesión médica. Es preciso que evite conflictos entre
tales intereses, que pueden estar encontrados; y, si surgieran, ha de
revelarlos. Esto, que puede afectar especialmente a los médicos líderes de una
opinión en un campo concreto (publicaciones, conferencias, etc.) y a los
aspectos económicos (retribuciones por un trabajo realizado) de las relaciones
interpersonales o con organizaciones de distinto tipo, se ha de tratar de
manera pulcra y sin ocultarlo porque, en su caso, puede amenazar la
independencia que se atribuye y presupone al ejercicio del profesionalismo
médico.
Responsabilidades
profesionales
Nuestra responsabilidad como médicos atañe
no sólo a la mejora continua de la asistencia que prestamos y a las cualidades
de ésta (calidad, eficiencia, equidad, etc.), sino también a procurar velar por
los principios de la profesión médica. En consecuencia, una correcta relación
con los demás médicos es determinante, y la participación en la autorregulación
de la profesión que la sociedad encomienda a los médicos es, asimismo, clave.
Por tanto, hemos de participar en el
establecimiento de controles en el ejercicio de la profesión de acuerdo con
unos valores y en la corrección de las desviaciones en el caso de que se
produjeran. En la práctica esto significa que el médico tiene una
responsabilidad individual con respecto al ejercicio de su profesión, pero también
colectiva. Los médicos deben reafirmar su fidelidad a los principios y
compromisos del profesionalismo. Son los principios de la medicina. Permiten,
manteniendo el espíritu eterno de nuestros principios, poder ejercer con
dignidad la profesión médica en el momento actual, en cualquier sitio y
circunstancia.
RELACION MP Y SU IMPACTO EN LA COTIDIANIDAD
De igual manera en la vida la transferencia relación médica y paciente
tienes sus impactos en la cotidianidad,
resaltando las transferencias ya que Son las reacciones emocionales del
paciente hacia el médico (sentimientos negativos o positivos); como también la
contratransferencia que son las reacciones emocionales del médico hacia el
paciente, así como los sentimientos muchas veces de frustración por no poder
resolverle su problema de salud, y las conductas que a veces se tornan rutas
con intención evidente de acortar el encuentro, cuando el médico desconoce cómo
manejar estas respuestas se afecta en gran medida su relación con sus
pacientes.
Según Martínez
Pina:
“Se puede decir que el impacto de la cotidianidad se habla de un sentido amplio social en
donde se encuentra el enfermo como portador de un grupo sociofamiliar que está
implicado en la enfermedad y del cual el paciente habla, casi de inicio. El
médico, por lo mismo, comienza a recibir los entrecruzados y contradictorios mensajes
y ansiedades del enfermo y de los familiares, deformados por la emoción de
aquel”.
En la actualidad la RMP es muy diferente a la que tenía lugar a
principios del siglo XX, donde existían profundos vínculos afectivos entre el
médico generalista de aquella época y sus pacientes y familiares, lo cual lo
convertía en un verdadero líder en la comunidad donde ejercía.
Hoy existen varias condiciones diferentes que han repercutido negativamente en esta
relación, entre ellas,la política que en muchos
países reduce el estado de salud pública.
Otra condición que está
interfiriendo negativamente sobre la RMP es el desarrollo tecnológico ocurrido
en las últimas décadas, que ha distorsionado el ejercicio de la medicina con la
falsa idea de que los nuevos recursos diagnósticos y terapéuticos pueden
sustituir el método clínico.
Todos estos avances técnicos (la biotecnología,
la inmunología molecular, la ingeniería genética, la imagenología) son de suma
utilidad y de gran ayuda en el diagnóstico y tratamiento, pero nunca son ni
serán sustitutos del método científico.
Esta tecnificación moderna con
su endiosamiento, promovida por intereses económicos está distorsionando por
completo la RMP en sus aspectos fundamentales, a tal punto que algunos autores
plantean que ya no es buena ni mala, sino que simplemente ha dejado de existir.
Toda esta situación ha ido cambiando la habilidad de diagnosticar por la
realización de procedimientos y técnicas no siempre necesarias, creando
frustración y encono.
Según Castillo del
Pino:
"Médico es aquel que sabe aplicar las
tecnologías. Paciente es al que se le aplican las tecnologías. El médico no ha
sido ni es un científico, sino un técnico que sólo se limita a aplicar un
conocimiento y que sólo tiene la obligación con los enfermos de ser cortés,
pero no humano. Deshumanización justificada, no es más que el precio de la
actual eficacia médica. El paciente debe aceptar que lo único que puede pedir
es que lo curen, no que lo quieran ya que no son ni deben ser más que
funcionarios del sistema productivo, manipuladores calificados de una
tecnología sofisticada y altamente eficaz que ni tienen tiempo ni saben
descender a la demanda de la humanización, demanda que el Estado ha delegado en
otros especialistas, otros funcionarios, trabajadores sociales, psiquiatras,
enfermeros, entre otros¨.
FINES DE LA MEDICINA
Fines de la
medicina Se trata de cumplir de manera cabal con los fines de la medicina:
·
La prevención de las
enfermedades y la promoción y conservación de la salud.
·
El alivio del dolor y del
sufrimiento humano causado por la enfermedad.
·
La atención a los pacientes
para curar a aquellos que sean curables y para cuidar a los incurables.
·
La evitación de la muerte
prematura y la búsqueda de una muerte tranquila.
Para satisfacer
estos fines no vale todo. De hecho, el médico lleva a cabo su profesión
mediante un compromiso con la ciencia médica y con los enfermos, y esos
compromisos se establecen a través de un contrato con la sociedad. La base de
este contrato es el profesionalismo, cuyos principios han de ser respetados por
el propio médico y por la sociedad. En este sentido, el concepto clave es la
colocación de los intereses del paciente por encima de los del médico, mantener
unos estándares de competencia profesional y constituirse en el auténtico
experto para la sociedad en el terreno de la salud. Este principio básico es lo
que otorga autoridad moral al médico, de la que se ha de derivar la confianza
del enfermo en particular y de la sociedad en general al comprobar cómo el
médico es íntegro en su pensamiento y quehacer, como individuo y como
profesional.
Pero cumplir con este compromiso no
resulta fácil en un entorno cambiante, acosado por problemas de distinta índole
e incluso con diferencias de criterios que pueden resultar evidentes entre los
propios profesionales ante la enorme variabilidad en las que se produce la
práctica de la medicina.
Quizá por ese motivo es preciso
identificar los principios, valores y responsabilidades que son propios de la
profesión médica y que representan el mínimo común denominador en el desempeño
profesional.
El American College of Physicians, en
enero de 2012, publicó su manual de ética, en el que se define a la profesión
médica como caracterizada por un cuerpo de conocimientos que sus miembros deben
de expandir y enseñar, por un código ético, por un servicio que coloca al
paciente por encima de su propio interés y porque su regulación es singular y
socialmente admitida como específica y propia.
El juramento hipocrático, en su versión
más antigua o más actualizada, no es otra cosa que una carta en la que se
establecen algunos principios de la profesión médica. Pero la formulación
actual de tales principios, aunque la carta del médico actual puede encontrar
sus raíces en ese testimonio, requiere una cierta expresividad distinta que
ayude a comprender estos principios fundamentales en el mundo complejo en el
que se desarrolla la labor del médico en los primeros lustros del siglo XXI.
También el American College of Physicians,
conjuntamente con la European Federation of Internal Medicine y con el American
Board of Internal Medicine, tienen señalados los tres principios fundamentales
de ‘nuestra carta actual’, que no son otros que:
Bienestar
del paciente: Prima sobre otros valores. Nos obliga a
servir exclusivamente al interés del paciente. Por eso, el altruismo y la generosidad
características del médico contribuyen de manera decidida a que el enfermo
reconozca este valor en el profesional. Consiguientemente, no es un valor que
debiera estar influido por corrientes o presiones sociales, administrativas o
de otro tipo (incluidas, naturalmente, las económicas).
Autonomía
del paciente: Otro principio primordial es que el
médico debe respetar la decisión de sus pacientes, siempre que éstas no ataquen
a la ética médica o conduzcan a una práctica inadecuada. Y este es un principio
que encierra, además, otro valor: la honestidad del médico con el paciente para
que éste sea conocedor de la realidad y pueda tomar decisiones que
posteriormente se han de respetar
.
Justicia
social: El médico está encargado de impulsar la
justicia dentro del sistema de salud y también de denunciar las injusticias o
las posibles discriminaciones en la prestación de servicios sanitarios basada
en razones injustificables (sexo, raza, nivel socioeconómico, religión o
cualquier otra). El médico ha de promover que todos los que se encuentren en
las mismas condiciones de salud tengan acceso a las mismas alternativas. Lo
contrario no es justo ni equitativo. Y esto tiene especial consideración a la
hora de una justa distribución de recursos. Como quiera que los recursos son
limitados, no es ética la discriminación en su aplicación, como tampoco lo es
consumir recursos sin justificación.
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