Microbiología y Diagnóstico Genético.
El diagnóstico genético, al igual
que todo proceso de diagnóstico médico, pretende la determinación de la causa
de una enfermedad pudiendo ser de origen genético o bien infeccioso
(diagnóstico molecular de enfermedades infecciosas). Sin embargo, a diferencia
de un diagnóstico clínico convencional, el diagnóstico molecular va más allá de
la anamnesis y el estudio físico del paciente analizando, además, su ADN.
Dentro del diagnóstico molecular
se engloban el diagnóstico genético y el diagnóstico de enfermedades infecciosas.
ETAPAS
DEL DIAGNÓSTICO MICROBIOLÓGICO DE MUESTRAS CLÍNICAS
- FASE PRE-ANALÍTICA
- FASE ANALÍTICA
- ELABORACIÓN DE UN INFORME DE RESULTADOS
- CONTROL DE CALIDAD
FASE PRE-ANALÍTICA
·
Solicitud de análisis
Debe contener los datos personales del paciente,
número de identificación, muestra que se solicita y tipo de análisis
(rutinario, anaerobios, parásitos, etc.), información relevante (viajes,
profesión, etc.), si el paciente ha estado tomando antibióticos, entre otros.
- Toma de muestra
- Transporte de la muestra al laboratorio
- Recepción y registro de la muestra en el laboratorio
- Rechazo de las muestras
·
Toma de muestra
Las muestras pueden ser tomadas por el propio
paciente, por un ATS, por un Médico, entre otros.
ü Transporte
de la muestra al laboratorio
ü Recepción
y registro de la muestra en el laboratorio
ü Rechazo
de las muestras
Es fundamental que la demora sea mínima. Mantener la
viabilidad de los microorganismos durante el transporte (Medios de transporte, refrigeración,
anaerobiosis, etc.)
- Solicitud de análisis
- Toma de muestra
- Transporte de la muestra al laboratorio
- Recepción y registro de la muestra en el laboratorio
- Rechazo de las muestra
- Métodos no basados en el cultivo de la muestra
- Diagnóstico clínico (Pruebas diagnósticas previas)
DIAGNOSTICO
MICROBIOLOGICO
- Observación macroscópica
- Observación microscópica (observación en fresco y tinciones)
- Pruebas químicas
- Pruebas genéticas e inmunológicas en muestras crudas
- Etapa limitante del diagnóstico microbiológico.
- Selección de los medios de cultivo.
- Aislamiento del microorganismo causante de la infección en cultivo puro
·
Pruebas rápidas:
ü Identificación: Pruebas bioquímicas (actividades bioquímicas
y crecimiento en fuentes de carbono)
ü Pruebas
genéticas e inmunológicas (en cultivo puro)
ü Nivel
de identificación requerido
·
FASE ANALÍTICA (3): IDENTIFICACIÓN
DEL MICROORGANISMO
ü Especies
patógenas y no patógenas
ü Especies
indicativas de enfermedades
ü Identificación
de cepas
ü Recidivas
ü Estándar
de calidad
ü Cuantificación
de los resultados
ü
·
FASE ANALÍTICA (3): SENSIBILIDAD A
ANTIMICROBIANOS
ü Determinación
de la sensibilidad a antibióticos
ü Pruebas
para determinar la CMI
ü Antibiograma
·
FASE POST-ANALÍTICA
ü Elaboración
de un informe de resultados de laboratorio
ü Control
de calidad de los resultados del Laboratorio
·
INFORME DE RESULTADOS DEL LABORATORIO
DE MICROBIOLOGÍA CLÍNICA
ü Datos
de identificación del paciente
ü Tipo
de muestra, hora de la toma de muestra, hora de llegada al laboratorio
ü Análisis
solicitado
ü Médico
que ordena el análisis
ü Resultados
del análisis de la muestra:
1. Informe
directo
2. Informe
provisional o presuntivo (a veces por teléfono)
3. Informe
final
4. Bibliografía
actualizada
5. Firma
del microbiólogo y del supervisor del Laboratorio
·
RESPONSABILIDAD DEL MICROBIÓLOGO
CLÍNICO
- Rapidez de los resultados
- Morbilidad y mortalidad
- Observación de los cultivos
- Pruebas rápidas
- Servicio permanente del laboratorio de microbiología clínica
- Responsabilidad frente al médico
- Responsabilidad frente al paciente
- Responsabilidad frente a las autoridades sanitarias
El
estudio detallado de la genética bacteriana, ha permitido identificar algunos
de estos genes y hoy somos capaces no solo de identificar a una bacteria como
patógena cuando la aislamos produciendo enfermedad, sino también cuando
encontramos en ella los genes responsables de la expresión de determinantes de
patogenicidad. Esto es importante cuando no alcanza con identificar a nivel de
especie una cepa bacteriana aislada de una muestra biológica patológica, para
afirmar que esa bacteria es el agente causal del proceso infeccioso. Este es el
caso de las enfermedades diarreicas causadas por ciertas cepas de E. coli. Como
sabemos, E. coli es parte de la microflora normal del aparato intestinal del
hombre y por supuesto esas bacterias no actúan como patógenos en el intestino.
Sin embargo, algunas cepas especiales de la misma especie, cuando colonizan el
aparato gastrointestinal, a través de la ingesta de alimentos o agua
contaminados, son capaces de multiplicarse y causar un proceso infeccioso que
se manifiesta con diarrea.
Estas
cepas productoras de diarrea, difieren en su carga genética de las
pertenecientes a la flora normal en que poseen genes que codifican para
factores de virulencia, por ejemplo pueden ser capaces de producir toxinas cuyo
blanco de acción es el enterocito o producir determinadas proteínas de membrana
externa para adherirse a la mucosa intestinal. Entonces, cuando en una
enfermedad diarreica hay que establecer el diagnóstico clínico microbiológico,
por ejemplo en un lactante (edad en la que E. coli es el primer agente causal
de diarrea), no alcanzará con identificar fenotípicamente como E. coli a una
cepa aislada en el coprocultivo, sino que habrá que determinar la presencia de
ciertos determinantes de patogenicidad para afirmar que se trata de una cepa
patógena. Una opción para esto es identificar la presencia de los genes que
codifican para estos determinantes. Para esto se han desarrollado técnicas de
hibridación por sondas, que se basan en las propiedades de complementariedad de
bases del ADN.
Una
sonda, es un fragmento de ADN complementario a una región de un gen que nos
interesa identificar, la cual ha sido previamente marcada con algún indicador
que pueda ser detectado luego de la hibridación. El marcado puede realizarse
incorporando nucleótidos radioactivos o biotinilados o marcados con
digoxigenina. Si en un cultivo bacteriano interesa saber si posee el gen X,
cuya secuencia es conocida, podremos construir una sonda específica para dicho
gen, extraer el ADN del cultivo y mezclarlo con nuestra sonda. Esto se realiza
en condiciones que puedan desnaturalizar la estructura de doble cadena de ADN,
para permitir que la sonda logre hibridar con su secuencia complementaria. Así,
podremos evidenciar si nuestro cultivo posee o no el gen buscado, porque de
estar presente encontraremos la marca correspondiente a la sonda incorporada en
la estructura del ADN. Esta técnica puede usarse aplicando la sonda
directamente sobre una muestra clínica, por ejemplo una sección tisular y en
ese caso se denomina hibridación in situ.
Hoy se disponen de muchas sondas específicas
de ADN usadas para el diagnóstico de muchas enfermedades bacterianas. La
hibridación por sondas y otros métodos para detectar un gen en particular, es
útil para realizar el diagnóstico etiológico de las infecciones producidas por
microorganismos cuyo cultivo es dificultoso, ya sea por crecimiento lento como
en Mycobacterium sp., o por tener requerimientos especiales de cultivo y
aislamiento como Chlamydias sp., Rickettsias sp. o virus. El mayor problema
diagnóstico usando hibridación por sondas, es la baja sensibilidad de la
técnica, dado que es necesario que en la muestra existan suficientes copias del
gen bus-cado como para que la marca correspondiente a la sonda sea detectada.
Generalmente, las técnicas de hibridación in
situ con sondas no radioactivas, son capaces de detectar más de 200 copias del
gen. Por esto, muchas veces la sensibilidad de la técnica no es suficiente como
para descartar aquellas muestras en las que se obtienen resultados negativos. Uno
de los más interesantes avances en diagnóstico clínico, ha sido el desarrollo
de un método que permite amplificar el número de copias de un determinado
fragmento de ADN de interés. Esta técnica, llamada reacción en cadena de la
polimerasa (PCR), permite generar millones de copias exactas de un fragmento de
ADN a partir de una copia original en dos o tres horas. La PCR se basa en las
propiedades de replicación del ADN la cual puede reproducirse in vitro si se
coloca el ADN molde en una mezcla de ADN polimerasa, nucleótidos y cebadores
específicos (primers) para las regiones del fragmento que se desea amplificar.
Esta mezcla, se coloca en condiciones de pH y osmolaridad tales que permitan el
funcionamiento adecuado de la polimerasa. Primero se coloca la mezcla a altas
temperaturas (94 o 95ºC) para lograr que el ADN se desnaturalice, es decir que
se separen ambas hebras. Luego se somete a temperaturas adecuadas para que los
cebadores hibriden con el ADN molde (entre 40 y 55ºC, según la secuencia de los
cebadores). En una tercera etapa, se coloca a la temperatura adecuada para que
la polimerasa de ADN actúe catalizando la replicación.
Las
polimerasas que se usan para estos fines, deben ser capaces de tolerar las
altas temperaturas de desnaturalización del ADN, por lo que la enzima utilizada
proviene de una bacteria termófila. La polimerasa más usada en PCR, proviene de
Thermus aquaticus (Taq polimerasa) cuya temperatura óptima es 72ºC. Hoy se usa
ésta y también otras enzimas, producidas en forma recombinante en E. coli.
Estos cambios de temperatura se realizan en un termociclador, que es capaz de
variar entre rangos muy amplios de temperatura en tiempos muy cortos. Este
ciclado de temperaturas, por ejemplo: 94ºC por un minuto, 45ºC por un minuto y
72ºC por un minuto y medio, se repite aproximadamente 30 veces. Así, se logra
que en cada ciclo se duplique el número de copias de cada una de las hebras del
ADN molde, con lo que se logra un crecimiento exponencial.
Este
procedimiento puede aplicarse directamente a una muestra clínica, para
determinar la presencia o ausencia de un microorganismo en particular, mediante
la detección de una secuencia específica en su ácido nucleico. Para revelar el resultado
del ensayo, la mezcla de reacción debe ser sometida a electroforesis en gel de
agarosa o de poliacrilamida. En esta, el ADN migra desde el polo negativo al
positivo en diferentes grados según el peso molecular, es decir su tamaño en
pares de bases. El fragmento a amplificar es por supuesto de tamaño conocido,
por lo que podrá determinarse la presencia del gen buscado en la muestra,
porque se habrá amplificado en la reacción y aparecerá una banda del tamaño
correspondiente en el gel. Los geles deberán ser revelados para que desarrollen
una reacción de color visible que nos ayude a determinar la presencia o
ausencia de la banda de interés. En los geles de agarosa, el revelado se hace
generalmente con bromuro de etidio, que es un agente intercalante del ADN, es
decir que su molécula se intercala entre las bases del ácido nucleico. Este
procedimiento colorea el gel porque el bromuro de etidio fluoresce bajo luz
ultravioleta; por lo tanto cuando el gel se expone a la luz ultravioleta, se
evidenciará o no la banda correspondiente.
En los geles de poliacrilamida, el revelado
puede realizarse con nitrato de plata. El resultado de la PCR también puede
evidenciarse, combinado la PCR con una técnica de hibridación por sondas. Esto
se logra transfiriendo el ADN del gel a una membrana (por ejemplo de
nitrocelulosa) y ponerla en contacto con una sonda específica. En este caso el
revelado lo brinda la marca de la sonda. Este procedimiento de transferencia de
ADN a una membrana combinado con hibridación por sondas, se denomina Southern Blott. Aunque hemos centrado el interés de
estas técnicas de detección de ácidos nucleicos para el diagnóstico de las
enfermedades infecciosas, también son usadas para diagnosticar algunas
enfermedades neoplásicas y hereditarias. La aplicación de la biotecnología
molecular a la medicina, representa un campo de in-tensa investigación y
vertiginoso desarrollo. La prevención, el tratamiento y el diagnóstico de
muchas enfermedades que hasta hace pocos años resultaba imposible, hoy son una realidad
y cada vez la biología molecular aporta más conocimientos y tecnología
aplicables a la mejora de la calidad de vida y la salud humana.
El diagnóstico genético es una herramienta
o elemento básico dentro del área del asesoramiento genético y se utiliza para:
- Confirmar un diagnóstico clínico en pacientes para los que se sospecha de una enfermedad genética concreta, en función de los síntomas o rasgos físicos que presenta.
- Detectar portadores de mutaciones de enfermedades recesivas.
- Llevar a cabo diagnóstico prenatal.
- Llevar a cabo diagnóstico presintomático en personas con familiares afectados de enfermedades genéticas.
- Determinar si un paciente concreto podrá responder de forma adecuada a un fármaco en base a ciertas variantes genéticas.
Las enfermedades genéticas, aquellas
causadas por alteraciones en el material hereditario, representan un porcentaje
importante de las enfermedades humanas, tanto en adultos como en niños.
En los últimos años, los rápidos
avances en el análisis y comprensión del genoma humano han permitido, por una
parte, conocer las bases genéticas de muchas enfermedades hereditarias, que se
transmiten a través de las generaciones, y por otra desarrollar pruebas para
facilitar su diagnóstico. Así, en la actualidad existen pruebas específicas
para más de miles de enfermedades monogénicas (causadas por un único gen) y se están
llevando a cabo muchos avances en la estimación de riesgos o vulnerabilidad a
las enfermedades multifactoriales. Igualmente, numerosos estudios muestran la
posibilidad de llevar a cabo diferentes pruebas para estratificar a los
pacientes según composición genética antes de definir la dosis o tratamiento
terapéutico más efectivo.
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